¿Por qué tendemos a usar automatismos que nos desresponsabilizan?

Definimos la importancia de asumir la responsabilidad y explicamos cómo evitar los automatismos

«Gracias a Dios» no. Gracias a mí.

Independientemente de la religión que practiques, si eres ateo, no lo sabes o no quieres etiquetarte, seguro que abundan en tu lista de automatismos el famoso “Gracias a Dios”, el recurrido “menos mal”, el consolador “Por suerte” o “Qué suerte” y muchos otros más…

No solemos darnos cuenta de que cuando usamos uno de estos, nos estamos invalidando o dejando de asumir nuestra responsabilidad, es decir nos estamos desresponsabilizando de ese logro o ese suceso exitoso por el que acabamos de pasar o conseguir.

Aquí, hablamos des de un “Gracias a Dios que la tortilla me ha quedado buena” hasta un “Buff que suerte que he conseguido el trabajo”. Referente a la primera oración te pregunto, quien sacó la tortilla de la sartén a tiempo o quien le puso la cantidad justa de sal? Si la respuesta es “Yo”, agradécete y cuélgate todas las medallas, porque la has clavado. Que no te cueste asumir que has hecho algo bien o que eres bueno en algo responsabilizando a alguien externo o a un azar; es más fácil y nos solemos sentir más cómodos cuando la cosa no va con nosotros…

En el segundo ejemplo, lo mismo. No fue suerte que consiguieras el trabajo que te propusiste, sino que trabajaste para ello y la empresa considero que eres merecedor de este, por X motivos. No le des el mérito al azar o a la suerte, el mérito es tuyo. Es mucho más satisfactorio ser agradecido y valorarte tú mismo, por aquí empieza todo.

Coge las riendas y trata de no evitar la realidad, date cuenta de lo que logras y de tus responsabilidades. Concíbete como un ser activo que “hace cosas” y no al cual “le pasan cosas”.

«Que mala pata!», es un «No lo hice como quería»

Al igual que en la práctica del yoga existen posturas y contraposiciones las cuales buscan el equilibrio gracias a ambas, aquí presento el contrapost del anterior.

En este lado casi todos nos solemos sentir más cómodos, cuesta menos asumir-nos responsables de algo que no salió como quisimos que de algo exitoso.

¿Por qué? Nuestra mente tiende a ir a “lo peor” como una manera de protegernos, instinto de supervivencia. Esta planea e invierte la energía en protegernos de cualquier hecho o situación que pudiera romper nuestra homeostasis o estabilidad.

Entendiendo que no podemos cambiar el funcionamiento de esto, (y por lo menos yo, ni quiero), podemos acercarnos más a esta sensación que tanto evitamos de asumir un “errar” para que podamos vivirlo como algo tan natural y recurrente que no despierte en nosotros sensaciones o emociones tan drásticas o polarizadas. Cuantos de nosotros hemos querido abandonar la universidad por una mala puntuación de un examen? Cuantos de nosotros hemos tenido “el peor día de nuestra vida” por una mala reunión o por derramar nuestro café?

Cuando hablamos de asumir la responsabilidad de algo que no ha salido como queríamos o que quizás ha perjudicado a una tercero, hablamos de asumir el hecho tal y como es. Asumir el papel importante que poseo, admitir un fallo y entender las consecuencias como tal para poder o bien, hacer algo al respecto o bien, encajar esta situación de la manera más sana y natural posible.

Es importante no confundir el responsabilizarse con el “culparse”. La tendencia a la culpa es algo que muchas veces, viene denominado y adquirido desde la infancia y pasa a ser una manera de responsabilizarse de cosas que están fuera de nuestro control y por lo tanto interfieren en nuestro bienestar.

Pongamos un ejemplo: “Tengo tan mala suerte que he perdido el bus”, aquí volvemos a ser personas a las que “les pasan cosas” y eso es una manera de protegernos y hacernos sentir bien, libre de responsabilidades ya que, vaya, fue culpa del bus o del azar…

Si cambiamos este concepto y entendemos y asumimos que somos dueños de nuestros actos podemos acercarnos a ser personas más proactivas y más conscientes tanto de nosotras mismas como de nuestras acciones. De esta manera entendiendo que “los errores”, “fallos”, “derrotas” o como le suelas llamar, son algo habitual y totalmente normal y aceptable, nos hará sentir más cómodas con ellos y nos culparemos menos. Habituarse a algo en vez de evitarlo, siempre lleva a la aceptación. Y trabajar la aceptación y la consciencia de uno mismo, siempre te acerca a sentirte mejor.

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *